jueves, 30 de diciembre de 2010



Todo fue esa noche que empezó a engordarse tu resignación, cuando esa hoguera de canciones y almas, nuestro miedo se hizo odio en un instante cruel. Y fue ahí que comprobé que la angustia es prima de la desesperación, que a la gente solo la ayuda la gente y que no existe mas iluso que el iluso que aún espera que la mano se la de el que nos gobierne. Llegan noches interminables, en que bajo una luna azul me acuesto pensando que tal vez mañana todo será un poco menos peor que hoy, y que despierto cada día preguntándome ¿Cómo se siente no sentir temor? Pero me levanto igual, igual como lo hice ayer, con la vena de perder la alegría de a poco y aunque sienta que cada vez el mundo aprieta un poco mas, no me resigno igual. Empezaré a olvidarme de olvidar y a recordar lo que vendrá. Que bueno seria que alguien escuchara mis gritos al decir qué será de mi mañana sin un sueño que encender, que mentira tan grande nos logran meter, diciéndonos que habrá jueces cumpliendo la ley y no ven que van quedando pocas sonrisas.
Sigue pasando el tiempo y en silencio lloras, y siempre el mismo dolor te va a ayudar a aumentar la terrible presión, por eso sufro, sufro por los sueños no soñados y porque se hace eterno el silencio. Pido que mi pueblo no se quede dormido y aunque sólo queden nervios y miedo a quedarse bajo esta avalancha, pienso que asustado no se puede pelear por los sueños que se hundieron acá. 30/12/04 - 30/12/10

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